Ana Botín se pasa a Feijóo: ¿Tendrá tanto olfato como su padre?
Emilio Botín siempre adelantaba el ganador de las elecciones generales
El Santander se enfrenta abiertamente a Sánchez por primera vez y decide recurrir el impuesto a la banca
Es bien sabido que el dinero no tiene color y se adapta siempre al Gobierno de turno como buenamente puede, sea del signo que sea. Pero siempre trata de anticiparse a la dirección en que va a soplar el viento cuando se aproximan las elecciones para tratar de congraciarse con el próximo vencedor, sobre todo cuando hay cambio de color en Moncloa. Aparte de ganarse su favor, así pretende hacerse perdonar los arrumacos que se ha hecho con el Ejecutivo anterior.
Es así como interpreta el mundillo financiero la decisión del Banco Santander de recurrir ante los tribunales el impuestazo de Pedro Sánchez a la banca, adelantada esta semana por OKDIARIO. Se trata del primer enfrentamiento abierto del mayor banco español con el Gobierno de PSOE y Podemos, lo que indica un giro desde su apoyo, unas veces tibio y otras entusiasta, y supone una primera aproximación de la entidad a Alberto Núñez Feijóo.
No hay que olvidar que Ana Botín se prestó a todos los shows propagandísticos de Sánchez durante la pandemia para presentar hasta en ocho ocasiones su plan de recuperación con los fondos europeos, esos que a finales de 2022 siguen sin llegar a las empresas. Es cierto que ya no fue a los últimos y mandó a José Antonio Álvarez o incluso a algún directivo de menor rango.
Pago con ataques
Pero, como es habitual en el personaje, el presidente pagó el apoyo de la banca durante la crisis sanitaria con una campaña mediática de ataques a los sueldos de sus ejecutivos, que tildaba de «inaceptables» la teóricamente seria Nadia Calviño. Y, al mismo tiempo, dejaba a la banca fuera del reparto de los citados fondos europeos, pese al éxito de la distribución de los créditos ICO con los que miles de empresas se salvaron de la quiebra en 2020.
Ahora, la gota que ha colmado el vaso es el impuesto extraordinario a la banca, que van a recurrir casi todas las entidades por la evidente doble imposición que supone (las entidades ya tributan por los beneficios y ahora tendrán que hacerlo también por los ingresos, de donde salen los citados beneficios), amén de sus efectos negativos en la economía al restringir el crédito y elevar el coste del mismo para el tejido productivo. Y ahí ya el Santander ha decidido plantarse, al igual que la mayoría de grandes entidades financieras.
Detrás del impuesto y de la campaña contra los salarios subyace lo mismo: utilizar a los bancos -y a las eléctricas- como chivos expiatorios para echarles la culpa de la crisis y tomar medidas populistas. Por desgracia, en España atacar a la banca sigue dando votos en la izquierda, y el sector ha sido incapaz de labrarse una buena reputación ni siquiera con su actuación en el covid: ha calado en la opinión pública que fue rescatado en 2012 y es falacia aparece incluso en la exposición de motivos de la ley del impuestazo. Ya es el único de los famosos «poderes fácticos» del franquismo que conserva cierto poder real, con la Iglesia y el Ejército de capa caída; aunque, bueno, atacar a los militares también parece que da votos, y ahí está el caso de la prostituta del cuartel del Bruc.
Emilio Botín
Volviendo a la relación entre banca y Gobierno, Emilio Botín demostró en repetidas ocasiones su olfato para anticipar al próximo inquilino de la Moncloa. Celebró un acto en Boadilla en 2004 con un casi desconocido Zapatero por el que nadie daba un duro entonces. Y en 2011 se situó claramente a favor de Rajoy, aunque esa apuesta era más fácil de ganar con el desastroso estado en que el citado Zapatero dejó la economía nacional.
Aunque en esto de adivinar las elecciones, quien era un verdadero lince era Luis Valls, el histórico presidente del Banco Popular. Su entidad era la principal financiadora de los partidos políticos desde la Transición y ahí sí que se jugaba los cuartos: daba créditos que luego los partidos devolvían con las subvenciones por los escaños obtenidos; si no conseguían los escaños previstos, no podían pagar el préstamo y el Popular se apuntaba una pérdida. Clavó los escaños que obtenía cada uno en casi todos los comicios, con el único borrón de su apoyo al PRD, el fracasado proyecto de Miquel Roca.
La cuestión ahora es si Ana Botín tendrá el mismo olfato que su padre y si este giro desde Sánchez hacia Feijóo anticipa el vuelco electoral que anticipan las encuestas… pero del que nadie en el mundo económico termina de fiarse: Sánchez ha demostrado sobradamente su capacidad de supervivencia y hay mucho miedo a que pueda remontar de aquí a un año.